América Latina se ha consolidado como una región clave en la producción de aceite de palma, con países como Colombia, Guatemala y Brasil liderando la expansión del cultivo. Colombia, en particular, ha registrado ingresos significativos por exportaciones, alcanzando 470 millones de dólares en 2021.
Sin embargo, este crecimiento viene acompañado de desafíos. Estudios recientes señalan que la expansión de las plantaciones en países como Guatemala ha contribuido a la deforestación y a conflictos por la tierra, afectando áreas ecológicamente sensibles.
Para abordar estos retos, es esencial que la industria adopte prácticas sostenibles y políticas de responsabilidad social que equilibren el desarrollo económico con la conservación ambiental y el respeto a las comunidades locales.